viernes, diciembre 22, 2006

La feria - Nota de Revista GUIA TOTAL -

Nota adelanto de GUÍA TOTAL
Publicación NO oficialista de San Luis

La feria

El respetado lingüista norteamericano Noam Chomsky dice: “La literatura puede agudizar tu imaginación, tu conocimiento y tu comprensión, pero desde luego no te proporciona la información necesaria para que saques conclusiones y corrobores esas conclusiones”.
¿Cuánto hemos leído sobre el caso de Nora Dalmasso y su trágica muerte en un barrio semi-cerrado de la ciudad de Río Cuarto? ¿Y cuánto nos hemos manejado con pruebas irrefutables proporcionadas por la siempre lenta y contradictoria justicia argentina?
Si la imaginación ha sido y es alimentada por la imaginería social que se combina con la falta de elementos ciertos que corroboren las hipótesis que libremente se enarbolan, ¿no es más pertinente entonces analizar, aunque sintéticamente, cómo se alimenta ese imaginario colectivo?
Las últimas décadas del siglo pasado proveyeron al mundo de una ingeniería mediática que, mayormente, funciona como un catalizador de las proyecciones sociales. Esa ingeniería puede verse como una extensión del modelo socio-económico reinante en la mayor parte del planeta, brazo que conecta con la llamada globalización financiera y la mundialización cultural.
Los medios argentinos no escapan a esa lógica, la cual consiste en un funcionamiento capitalista desprovisto de consideraciones morales y/o éticas que se rige por las famosas leyes del rey Mercado.
Así, solicitarle gentilmente a un canal de alcance nacional que en su proceder tenga en cuenta la tranquilidad de una ciudad-pueblo como Río Cuarto (que paradójicamente se autodenomina Imperio) y que piense en el honor de las familias que nombra es como pedirle a Frankenstein que limpie luego de hacer lo suyo.
Pero además estos medios se nutren de esa imaginería social que el mismo Río Cuarto (supuestamente pulcro y digno) dispara por el sólo hecho de que el caso bordea aristas relacionadas con el sexo, con el pertenecer a una clase social acomodada, con el vivir en un barrio que se mira como country, con procesos lúdicos de llaves y ollas, con la imagen de mujer postmoderna en términos de imagen y acción.
Entonces, que una amiga de la víctima se presente como “amiga de gimnasio” (tal cual se definió en el diario local a través de una carta de lectores), que otra amiga de la víctima -residente en Estados Unidos- hable del respeto a los mejores valores y cuente anécdotas de ella y Nora de cuando eran chicas y se copiaban en el colegio o, debido al parecido físico que compartían, una pasara a rendir en el lugar de la otra, que se le tome declaración a un ex funcionario público un sábado a la medianoche, (y la lista podría seguir a hasta consumir la presente edición) no hace más que rellenar ese espacio que comparten medios y consumidores aunque dicha relación se la quiera presentar como antagónica.
La cuestión, siguiendo a Chomsky, es encontrar esa información que corrobore o refute las hipótesis. Aquí entra a jugar su papel la justicia cordobesa, la cual, por estos días, parece desesperada por que lleguen las fiestas de fin de año y las vacaciones (o la feria) para, en el mejor de los escenarios, poder despegarse de la vorágine alimentada por los otros dos actores de esta (mala) novela. No quisiera desarrollar el peor de los escenarios, ese donde puedan llegar a aparecer baldes, brochas y flores y desaparecer móviles de tv.


Sergio Villone
Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Comunicador Social