viernes, noviembre 10, 2006

Provincia de Buenos Aires Dirección General de Cultura y Educación

Provincia de Buenos Aires
Dirección General de Cultura y Educación

Módulo adicional para ser tratado en próximas Jornadas Institucionales de Reflexión
Tema: La cara de culo docente.


Los docentes con cara de culo y aquellos que, sin tenerla aún, están adquiriéndola.
Cómo evaluar dicha cara en los diferentes niveles
Cómo erradicarla para siempre de la comunidad educativa.


¿Qué es la cara de culo docente?
La cara de culo docente (de aquí en delante c.d.c.d o c.d.2 ) es una fisonomía característica que van adquiriendo quienes se desempeñan en la docencia argentina.


No se logra de un día para otro.

Su formación es gradual, pero su establecimiento es casi definitivo. Se reconoce por una especie de espasmo facial que va desde una expresión de asombro a otra de asco según circunstancias externas.

Puede también describirse como una imperturbable expresión de “miseria digna” que se imprime en lo facial en el transcurso del tiempo invertido en hacer cola ante los cajeros automáticos, revolver ollas en comedores escolares, juntar dinero para sacar fotocopias, y otros menesteres pedagógico-didácticos.



















La mirada ayuda a conformar la expresión c.d.c.d. ya que se torna levemente impávida con destellos de ira contenida. Es parte del síndrome el rictus de la boca, con las comisuras hacia abajo en forma de herradura, característica que se torna casi permanente a partir de octubre, acentuándose en noviembre, y sin embargo atenuándose progresivamente a partir de aproximadamente el 20 de diciembre para reaparecer a fines de febrero.


¿Hay docentes con c.d.c.?
Esta pregunta deberá ser respondida con la mente y con el corazón. La mente indica que un docente con genuina vocación jamás debería tener c.d.c.d. Pero el corazón (que no miente ni especula) dice que... sí.
¿Siempre existió la c.d.c.d.?


Según investigaciones realizadas por FLACSO, la c.d.c.d. comenzó a existir a mediados del siglo XX.


Su aparición está relacionada con reiteradas violaciones al Estatuto del Docente y con acontecimientos políticos-sociales-económicos de las últimas décadas. Agravóse después de la aparición de los patacones, y continuaría agravándose día a día.


¿Todos los docentes adquieren la c.d.c.d.?
No necesariamente, así como no todos los poseedores de cara de culo son docentes -por ejemplo, Santo Biassatti es portador de c.d.c. sin llegar a c.d.c.d.


¿Qué hace que un docente adquiera (o no) la c.d.c.d.?
El asunto es complejo pero las encuestas realizadas muestran que, entre los docentes inmunes al síndrome de c.d.c. adquirida:
5% están casadas con millonarios que les consienten la extravagancia de trabajar por vocación docente
20% son muy, muy jóvenes y entusiastas
25% están de licencia
y 50 % viven en lo que la sabiduría popular ha dado en llamar “una nube de pedos”.


¿La c.d.c.d. se contagia?
Probablemente sí. Cada vez se registran más casos.
Las c.d.c.d. ¿son todas iguales?
No, no lo son. En realidad se intensifican según lo que llamaríamos niveles y ciclos de caraculismo.
En el Nivel Inicial de enseñanza, la c.d.c.d. es minoritaria en virtud, tal vez, del ámbito más relajado e ilusorio en que se mueven los docentes (guardapolvos de colores, libritos de cuentos, acuarelas, canciones de conejitos y ositos, etc.)


En la E.G.B. el ritmo se torna vertiginoso, el alumno crece, crece, y crece, y la c.d.c.d. se hace cada vez más notoria.


Por su parte, en el Polimodal, el alumno ha crecido tanto físicamente que parece mentira que por dentro siga estando en el nivel Inicial.

El ritmo pasa a la cumbia villera, mezclada con sexo, droga y Tetrabrik.
A esta altura la c.d.c.d. se acentúa tanto que es insostenible y en algunos pacientes pasa a mayores, (llámese depresiones, infartos, apoplejías, etc.) Entre los docentes cercanos a la tercera edad la c.d.c.d. es parte de su fisonomía normal, a la que se agregan ciertos gruñidos y ruidos que producen al corregir y que provienen de la c.d.c.d. crónica agravada por los años.


¿Hay solución para la c.d.c.d.?
Debe de haberla, pero aún no ha sido descubierta.


El F.M.I. sugiere que los portadores de c.d.c.d. sean rociados con gas mostaza y luego incinerados, pero no se sabe con quiénes reemplazarlos, ya que el la Argentina la robótica es aún muy costosa. Los docentes portadores son muchísimos, como así también los niños y jóvenes quedarían sin escolaridad. Los padres opinan que es preferible un c.d.c.d. que nada. Al fin y al cabo, mientras los chicos estén “contenidos”, la c.d.c.d. no tiene tanta importancia.


Se ha considerado la cirugía plástica reparadora, pero se llegó a la conclusión de que IOMA no la cubre y además quedaría la mirada... esa mirada…
El experto Prof. Axel Lexei de Suecia sugirió que tal vez la c.d.c.d. cediera ante programas de educación coherentes, en los que el docente pudiera desempeñarse con plenitud, en edificios escolares modernos y con una remuneración digna.


En medio de un ataque de risa, las autoridades educativas argentinas lo miraron con pena e hicieron comentarios descalificatorios acerca del país de procedencia del Prof. Lexel, a quien consideraron un ingenuo escandinavo.
Evaluación de c.d.c.d.
Se llama evaluación al proceso de comparación y medición que se efectúa en forma continua valorando los resultados obtenidos.


Por lo tanto podemos evaluar si la c.d.c.d. progresa, se estanca, se fortalece, disminuye o muere.
Un gráfico elaborado al evaluar c.d.c.d. muestra:
















La mirada ayuda a conformar la expresión c.d.c.d. ya que se torna levemente impávida con destellos de ira contenida. Es parte del síndrome el rictus de la boca, con las comisuras hacia abajo en forma de herradura, característica que se torna casi permanente a partir de octubre, acentuándose en noviembre, y sin embargo atenuándose progresivamente a partir de aproximadamente el 20 de diciembre para reaparecer a fines de febrero.


¿Hay docentes con c.d.c.?
Esta pregunta deberá ser respondida con la mente y con el corazón. La mente indica que un docente con genuina vocación jamás debería tener c.d.c.d. Pero el corazón (que no miente ni especula) dice que... sí.


¿Siempre existió la c.d.c.d.?
Según investigaciones realizadas por FLACSO, la c.d.c.d. comenzó a existir a mediados del siglo XX. Su aparición está relacionada con reiteradas violaciones al Estatuto del Docente y con acontecimientos políticos-sociales-económicos de las últimas décadas. Agravóse después de la aparición de los patacones, y continuaría agravándose día a día.


¿Todos los docentes adquieren la c.d.c.d.?
No necesariamente, así como no todos los poseedores de cara de culo son docentes -por ejemplo, Santo Biassatti es portador de c.d.c. sin llegar a c.d.c.d.


¿Qué hace que un docente adquiera (o no) la c.d.c.d.?
El asunto es complejo pero las encuestas realizadas muestran que, entre los docentes inmunes al síndrome de c.d.c. adquirida:
5% están casadas con millonarios que les consienten la extravagancia de trabajar por vocación docente
20% son muy, muy jóvenes y entusiastas
25% están de licencia
y 50 % viven en lo que la sabiduría popular ha dado en llamar “una nube de pedos”.

¿La c.d.c.d. se contagia?
Probablemente sí. Cada vez se registran más casos.


Las c.d.c.d. ¿son todas iguales?
No, no lo son. En realidad se intensifican según lo que llamaríamos niveles y ciclos de caraculismo.
En el Nivel Inicial de enseñanza, la c.d.c.d. es minoritaria en virtud, tal vez, del ámbito más relajado e ilusorio en que se mueven los docentes (guardapolvos de colores, libritos de cuentos, acuarelas, canciones de conejitos y ositos, etc.)


En la E.G.B. el ritmo se torna vertiginoso, el alumno crece, crece, y crece, y la c.d.c.d. se hace cada vez más notoria.
Por su parte, en el Polimodal, el alumno ha crecido tanto físicamente que parece mentira que por dentro siga estando en el nivel Inicial. El ritmo pasa a la cumbia villera, mezclada con sexo, droga y Tetrabrik.
A esta altura la c.d.c.d. se acentúa tanto que es insostenible y en algunos pacientes pasa a mayores, (llámese depresiones, infartos, apoplejías, etc.) Entre los docentes cercanos a la tercera edad la c.d.c.d. es parte de su fisonomía normal, a la que se agregan ciertos gruñidos y ruidos que producen al corregir y que provienen de la c.d.c.d. crónica agravada por los años.


¿Hay solución para la c.d.c.d.?
Debe de haberla, pero aún no ha sido descubierta.
El F.M.I. sugiere que los portadores de c.d.c.d. sean rociados con gas mostaza y luego incinerados, pero no se sabe con quiénes reemplazarlos, ya que el la Argentina la robótica es aún muy costosa. Los docentes portadores son muchísimos, como así también los niños y jóvenes quedarían sin escolaridad. Los padres opinan que es preferible un c.d.c.d. que nada. Al fin y al cabo, mientras los chicos estén “contenidos”, la c.d.c.d. no tiene tanta importancia.


Se ha considerado la cirugía plástica reparadora, pero se llegó a la conclusión de que IOMA no la cubre y además quedaría la mirada... esa mirada…


El experto Prof. Axel Lexei de Suecia sugirió que tal vez la c.d.c.d. cediera ante programas de educación coherentes, en los que el docente pudiera desempeñarse con plenitud, en edificios escolares modernos y con una remuneración digna.


En medio de un ataque de risa, las autoridades educativas argentinas lo miraron con pena e hicieron comentarios descalificatorios acerca del país de procedencia del Prof. Lexel, a quien consideraron un ingenuo escandinavo.


Evaluación de c.d.c.d.
Se llama evaluación al proceso de comparación y medición que se efectúa en forma continua valorando los resultados obtenidos.


Por lo tanto podemos evaluar si la c.d.c.d. progresa, se estanca, se fortalece, disminuye o muere.
Un gráfico elaborado al evaluar c.d.c.d. muestra:

Yasser Arafat :A dos años de su muerte


“Si nuestros hombres no pudieran luchar más, lucharán nuestras mujeres; si nuestras mujeres no pudieran luchar más, lucharán nuestros niños; pero si nuestros hombres, nuestras mujeres y nuestros niños no pudieran luchar más, nuestros muertos resucitarán y lucharán”.

- Ingeniero Yasser Arafat, Premio Nobel de la Paz y Padre de la Patria -